14 de enero 2021

Quiero recordar tres cualidades que tú atesoras:

La emoción mueve al ser humano, emociones de todo tipo que nos acompañan a lo largo de la vida. En ocasiones nos llevan a un estado agradable, otras veces no tanto, y también hay emociones que uno nunca hubiera querido sentir. Observarlas, identificarlas y permitir que afloren es fundamental. Nuestra educación, cultura, religión, familia, trayectoria… Y tantos condicionamientos crean resistencias y no nos expresamos, vamos restringiendo, vamos acumulando, nos contenemos y eso a lo largo del tiempo puede traer consecuencias.

Ser uno mismo es la gran tarea, cuando dejas tus emociones brotar puedes conocerlas, vivenciarlas, saber qué son. Observarlas produce recelo, incluso apuro o sorpresa….No las juzgues. Es parte del proceso, no tienes por qué emitir ninguna opinión, simplemente aceptar que eres un ser humano y a veces no hay respuesta a según qué preguntas. Que no halla respuesta es algo que nuestra mente no puede tolerar, permite que sea así.  Pero si juzgas y te identificas tampoco pasa nada, tan sólo que ya estamos en el agujero, ya las aflicciones no van a dejarte ver con claridad, pero no pasa nada, siempre hay una nueva oportunidad para entrenarse.

El día que confías en la técnica o simplemente sucede que miras desde tu institución, la consciencia, desde tu testigo neutro, imparcial, se desarrolla una visión generosa, indulgente, fresca que al principio no es habitual. Es una mirada con la perspectiva necesaria para entender porque surgieron y sentir alivio o no entender y seguir sintiendo alivio, se genera un conocimiento y una comprensión por uno mismo, eres un ser humano. No pasa nada.

Es en ese momento cuando se suscita un gobierno, estás en una posición segura y sólida para ser más libre: SER UNO MISMO. Cuando eres tú mismo y te reconcilias con las emociones, se manifiesta un gran poder; empoderar: una gran fuerza que surge de la compresión por uno mismo, de la compasión por ti, y se logra ser más sencillo, más acorde, más armonioso, menos crítico, claramente mejor. Esa fuerza te aporta tu confianza y llevas a cabo proyectos, ilusiones y sueños sabiendo que el camino hacia ello es la gran joya, el camino de tu presente: Aquí y ahora.

Todo se genera desde la propia expresión, abriendo la ventana y dejando que pase el aire. Se purifica, se limpia y se ha vaciado uno, dejando sitio libre para albergar nuevas experiencias e ilusión, en ese brillo nace el entusiasmo.

El entusiasmo está directamente relacionado con la purificación, con la limpieza, con el espacio listo para recolectar. Directamente relacionado con la actitud, tiene que ver con la alegría, el gozo, la inquietud. El entusiasmo nace en el momento presente haciéndote más consciente de que cada día es una nueva oportunidad, cada inspiración y cada exhalación un “chance” para abandonar lo que no necesitas. Para deshacerse de las mochilas que acarreamos. Se manifiesta la sacralidad de las cosas más simples, y allí en lo simple disfruta el entusiasta, aún con las dificultades, saborea su despertar, su ducha, sentarse en el coche e iniciar la marcha. En cada paso el entusiasta ve una oportunidad nueva y es el gran agradecido por todo.

Gracias!

Ángela