La realidad de los que están peor nos obliga a un cambio de lectura de cualquier crisis. Nos hace descubrir el valor de la colaboración más allá de jerarquías, clases sociales y económicas, fronteras e ideologías.
En situaciones de alta complejidad como la que estamos viviendo, las soluciones sólo pueden ser alcanzadas colectivamente.
Lo sabemos y nos es difícil asumirlo ya que no tenemos el hábito de pensar así; nos pasa con el clima y el cuidado del medio ambiente: aplazamos en el tiempo las acciones solidarias, las inteligentes y efectivas. Pero ahora es distinto, la pandemia de la covid-19 nos ha enseñado que la solidaridad es a la vez causa y efecto de la inteligencia colectiva.